Nuestra labor no es fácil, los docentes enfrentamos diversos retos y uno de los principales consiste en actuar de manera improvisada en las situaciones educativas, que siempre están cambiando.
Para brindar una buena enseñanza debemos hacer trabajo de diagnóstico, pues nos brinda las bases para planificar cuidadosa y detalladamente las clases. Cuanto más cuidadosamente el maestro considere las interacciones con los alumnos, más capaz será de hacer flexible la planeación, es decir, improvisar sobre el guión planificado para ser más receptivo a las contingencias que puedan surgir.
Hacer que lo difícil resulte fácil, es otro de los desafíos que enfrentamos los docentes, detectar qué es lo que impide que el aprendiz sea inteligente, estar sensible a su interpretación, a su estado mental, es decir, saber que cualquier situación de aprendizaje se experimenta de forma diferente según el tipo de alumno.
Los maestros además de impartir los conocimientos y desarrollar habilidades y destrezas, debemos hacer que el tacto no deje al alumno intacto en lo fundamental de su ser, usar el tacto pedagógico para enfrentarnos positivamente a situaciones imprevistas es otro de los retos más desafiantes de los cuales nos enfrentamos.
Otro desafío es, tener estilo, se refiere a mantener una presencia auténtica y una relación personal con los alumnos, comprender en un sentido afectivo la situación de los niños o un joven, ser para los alumnos un maestro simpático; es decir, tener humor en clase, saber detectar los problemas de sus alumnos y ser poseer lo que llaman salud pedagógica; es decir, tener un sentido de vocación, un amor y un cariño por los alumnos, un profundo sentido de responsabilidad y de esperanza activa a la vista de la crisis reinante. Una madurez reflexiva, una comprensión pedagógica basada en una capacidad para escucharlos y verlos.
Mostrarnos como una persona con la cual se pueda acudir cuando enfrenten dificultades, para lograrlo hay que prepararse, motivarse y estar consciente de cómo experimenta cada uno de nuestros alumnos el currículo y las situaciones que se viven en el aula. Los buenos profesores brindan confianza y seguridad cuando tienen bien establecidos las rutinas y hábitos que tienen su origen en las decisiones pedagógicas reflexivas del pasado.
Crear espacios y oportunidades para reflexionar sobre nuestra labor docente es otro de los retos que enfrentamos, debido a que nuestras tareas están bajo un control cada vez más burocrático y centralizado. Además de la administración educativa tenemos una serie de actividades y compromisos con la escuela, estamos comprometidos en una amplia variedad de prácticas como son: las juntas con los padres de familia, concursos, desfiles y otras actividades propias de las instituciones educativas, que no dejan de ser un reto para enfrentarse y ocupan tiempo considerable en nuestra labor. Pero deben considerarse como oportunidades que nos permitan reflexionar sobre nuestra función en estos ámbitos.
La verdad no termina la lista, pero el mayor de todos los retos es actuar con la decisión de que nosotros tenemos en nuestras manos la oportunidad de tocar la vida de nuestros alumnos, contagiar el gusto y el placer por el estudio, motivarlos a seguir adelante y desarrollar competencias que le ayuden a superar los retos que se presentan en la vida cotidiana.
Lic. Martha Eugenia Salazar González.
Catedrático de la Escuela Normal Pablo Livas