Las jornadas de práctica docente en las escuelas primarias: la formación de la identidad del profesor

Aunque con el paso del tiempo los planes de estudio para la formación docente inicial se han ido transformado, las actividades en las escuelas siempre han tenido un papel importante. En el Plan de estudios 2012 para la formación de profesores de educación básica estas actividades se organizan en los cursos del trayecto formativo Práctica profesional, y en ellos se conjugan los conocimientos, habilidades, actitudes y valores adquiridos en toda la formación.

En este artículo se comparten algunas de las reflexiones generadas al analizar la práctica docente a lo largo de la formación, redactadas por Yadira Elizabeth Sanmiguel Guerra, que actualmente cursa el 6º semestre de la Licenciatura en Educación Primaria.

“El pensar en el inicio de mi práctica docente me llena de nostalgia, pues recuerdo gratos momentos y un cúmulo de aprendizajes. En los primeros dos semestres de la licenciatura fuimos a realizar observaciones, entrevistas y analizar los contextos escolares y sus alrededores. Para mis compañeros y para mí era tan esperado el momento de estar frente a un grupo, explicando cada uno de los contenidos, que cuando llegó, en el tercer semestre, lo disfruté al máximo. A la fecha, han sido tres escuelas en las que he tenido oportunidad de realizar mis prácticas docentes y de todas me he llevado muy buenas experiencias.

En tercer semestre practiqué con el grupo de 2°B de la Escuela Primaria Manuel M. García, era la primera vez que estaría impartiendo clases en un grupo de primaria, así que estaba muy emocionada y elaboré mis materiales, lo mejor posible; el tema del proyecto fue las fábulas, lo que me facilitó mucho las clases, porque llevé a mis alumnos varios ejemplos, en los que ellos deducían las moralejas.

Y en matemáticas los materiales los hice en gran escala para que ellos fueran los que se movieran dentro del tablero del juego “El pozo”, veía a los niños contentos y que disfrutaban de las clases, lo cual me llenó de satisfacción. Pero como todo, no puede ser sólo color de rosa, tuve un gran reto que enfrentar, “la disciplina”, por momentos los niños comenzaban a platicar o levantarse de sus lugares, o se descontrolaban al momento de participar en clase, no pensé que podrían funcionar algunas de las estrategias de control que se trabajan en preescolar, sin embargo me aventuré a implementarlas (cantos-juegos, el canje de fichas), y cuál fue mi sorpresa que les gustaron a los niños y mejoré los problemas de disciplina.

Las experiencias fueron múltiples y aprendí que cada niño tiene características muy particulares que se deben tomar en cuenta, para lograr captar su atención y llegar a cumplir la mayoría de los aprendizajes esperados. Algo que me gustó mucho fue que al final de cada una de las jornadas, el último día la maestra titular le pedía a los estudiantes pasaran al frente y expusieran qué fue lo que aprendieron durante las dos semanas que estuve dándoles clase, la mayoría de los niños decían y explicaban algunos de los conceptos y hubo varios chicos que iban exponiendo por materia lo visto en ese período, lo que para mí era una gran satisfacción: el poder percatarme del aprendizaje de mis alumnos.

Esta primera práctica fue muy gratificante para mí y trabajé de manera coordinada y amena con el equipo de maestras, la maestra titular y la maestra normalista”.

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